Uruguay ya ganó un título: es ‘el equipo del pueblo’ La sencillez y apertura de los jugadores muestran a un equipo auténtico y de moda

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Uruguay es el equipo de moda en la Copa América. En el campo y en la calle. España se ganó al público y al mundo entero en el Mundial por la cercanía de sus jugadores. La gente detecta enseguida cuando hay cercanía. Cuando una selección es auténtica.







Y en ese línea se encuentra Uruguay en la Copa América. Sus futbolistas son inteligentes. Siempre esbozando una sonrisa. Siempre atentos firmando autógrafos a los aficionados cuando salen del hotel. No queda nadie defraudado.
Con orden y profesionalidad, Uruguay es el modelo a imitar por el resto de selecciones del torneo, alguna de ellas, refugiadas en una burbuja extraña.
La comunicación es una de las herramientas más importantes que dispone una empresa. Y Uruguay es un ejemplo de apertura. Sus jugadores, además, son interesantes. Cuentan historias. Fernando Muslera es su portero. Juega en Lazio. Acaba de irse traspasado al Galatasaray.
Muslera es un tipo feliz. Es el mejor portero de la Copa América. Y por los pasillos del hotel y las zonas mixtas es generoso con todo el mundo. Su gran ídolo fue Oscar Córdoba, el arquero colombiano. Ya retirado. Pero en la actualidad, tiene un modelo total y único: Iker Casillas. Es el más grande, cuenta. Se quedó sin su camiseta un día que se enfrentó al Real Madrid con el Lazio. Pero espera pronto cruzarse con él para llevarse un recuerdo. El día 24 en el estadio Santiago Bernabéu, tendrá ocasión.
De Muslera a Diego Lugano. El jefe. Un “kaiser”. En el campo infunde respeto. A algunos puede que demasiado. Lugano es experto. Curtido en mil batallas, con el mate como calmante y aliado debajo del brazo, Lugano dice que este buen momento del fútbol uruguayo, “falta coronar”.
El éxito lo conoce Diego Forlán. Número uno en el Mundial de Sudáfrica. Atento, educado con todos sus hinchas. Seguro por respeto a un vocablo y a una figura que precisamente se inventó en Montevideo.
Un paseo por el fútbol de Uruguay merece la pena. Una conversación con el “loco” Abreu no tiene precio. Capaz de tirar a “lo Panenka” un penal decisivo. Con su cámara de bolsillo elabora un documental. Fines benéficos. Tiene Abreu un punto de reflexión, generoso con el público. “Quiero compartir con la gente lo que vivimos”, subraya.
Uruguay es una cooperativa de gente que pide a gritos un sitio en el podio del fútbol mundial. De su seleccionador Tabárez, pasando por empleados eficientes hasta el infatigable Álvaro Pereira o Luis Suárez, el tipo que pone los goles, Uruguay ha ganado antes de la final de la Copa su primer título: el equipo del pueblo.

Los datos

No va 
El presidente  de Uruguay, José Mujica,  no asistirá a la final de la Copa América para no alardear ante Argentina, a la que los uruguayos eliminaron.

El festejo 
La selección uruguaya de fútbol festejará en el estadio Centenario el mismo domingo por la noche si logra ganar su decimoquinta Copa América ante el cuadro de Paraguay.

Montevideo se pinta con miles de banderas

“Si no vas con la bandera de Uruguay a ver el partido en Argentina, te puedes quedar en tu casa a mirarlo por la tele”, asegura Elbia, que vende pabellones, en referencia a la final de la Copa América. Camisetas, gorros, bufandas y vuvuzelas rodean a esta mujer de 64 años, como también tapizan, con su color celeste, los centros neurálgicos de la capital uruguaya.
También se venden pabellones de todos los tamaños para enganchar a los vidrios de los autos, cubrir los espejos retrovisores o llevar en la mano, las predilectas de los niños.
Sentados debajo de las banderas que colgaron de un hilo entre un árbol y un poste, Gabriel, de 41 años, y su hijo, de 10, atienden a los clientes cerca del estadio Centenario desde que empezó la Copa América, pero también trabajan cuando allí se disputan partidos clásicos o internacionales.
Leonardo, de 22 años, lleva 12 en el negocio siguiendo las huellas de su padre y afirma orgulloso que no es revendedor porque las banderas se cosen en familia.  
Omar, de 48 años, está instalado junto a un semáforo cerca de la principal terminal de autobuses de Montevideo “desde que arrancó” la Copa América 2011, pero lleva años vendiendo banderas: “Mi socio y yo vendemos unas 70 por día, a 50 pesos la chica y 200 la grande” (unos 3 y 11 dólares, respectivamente).
Si bien en las últimas semanas las ventas fueron buenas, este comerciante asegura que “arrasaron con todo en el Mundial” de Sudáfrica.




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