El Bayern Múnich llegó al Santiago Bernabéu con dos ideas muy claras: la primera, tapar aXabi Alonso para cortocircuitar el fútbol del Real Madrid; la segunda, salir al contragolpe a la menor ocasión para marcar al menos un gol. Sabían que tendrían que marcar para llegar a la final de la Champions.
El arreón inicial de los blancos sorprendió a los bávaros, que rápidamente se pusieron 2-0 abajo gracias a los dos goles de Cristiano Ronaldo, uno de ellos de penalti. Parecían en estado de shock, pero pronto se recuperaron, que los germanos se caracterizan por ser duros de roer y muy combativos.
Y una vez recuperados de los dos directos que los habían enviado a la lona, se aplicaron con dedicación a sus dos objetivos. Xabi Alonso siempre estaba rodeado de camisetas rojas, tenía que retroceder para jugar el balón... En cambio, el alemán Sami Khedira, su compañero en el centro del campo, solía estar más suelto porque maneja peor el balón, aunque ese error le costó al Bayern un gol, el segundo.
En cuanto a contragolpear con peligro, un equipo que cuenta con Arjen Robben o Fracnk Ribery en sus filas tiene pólvora para hacer daño, y vaya si lo hizo, mejor por el lado del holandés que del francés. Antes del gol de penalti de Robben, habían desperdiciado los visitantes varias ocasiones clamorosas. El Bayern volvía a parecer el equipo que durante muchos años fue la bestia negra del Real Madrid en Europa, leyenda que lucían muchos hinchas en sus camisetas en perfecto español.
En la segunda parte, el Bayern se sintió bastante cómodo con la eliminatoria igualada. El que marcase se llevaría el premio de jugar la final en el Allianz Arena, pero los alemanes contaban con que un gol suyo valdría doble, y eso pesaba en el ambiente con cada aproximación visitante, aunque con el paso de los minutos los rojos perdieron fuelle, agotados por el esfuerzo realizado para frenar a su poderoso rival.
Ya en la prórroga, Heyckes hizo el ¡primer cambio! Thomas Müller salió al campo por un Ribery mucho más apagado que en la ida. Era la bala en la recámara, el as en la manga, lo mejor de su banquillo, aunque cuando salió sus compañeros ya estaban agotados tras el durísimo esfuerzo y ansiando llegar a los penaltis como fuera para ver si allí sonaba la flauta y pasaban a la final desde los 11 metros. Llegaron la lotería de los penaltis con mucho sufrimiento y la flauta sonó, vaya si sonó. La bestia negra del real Madrid está en la final de la Champions, donde se medirá al Chelsea.
Nota: Noticias la Informacion
0 comentarios:
Publicar un comentario