El café restaurante Buena Vista, ubicado en una vía peatonal turística de Budapest, era uno de los favoritos de Eduardo Rózsa Flores. En ese lugar comió por última vez con su novia, Linda Szászvári, y su mejor amigo, Bálint Nagy. Ocurrió el 30 de septiembre de 2008 y su vuelo, cuyo destino final era Santa Cruz de la Sierra, estaba previsto para las 16:00 de Budapest. “Aquel día él se mostró de buen humor”, dice el joven empresario húngaro que entabló una amistad íntima con Rózsa desde 1998.
Bálint estuvo esa tarde en el aeropuerto para despedirlo. Desde entonces, ambos hablaron por chat con alguna frecuencia hasta el día de la muerte del héroe húngaro-croata, de la que se enteró por los medios informativos. Dos días antes del trágico final le había enviado por correo electrónico el que fue el último poema de su autoría. Tanto el mejor amigo de Rózsa como su novia saben de la misión que lo llevó a Santa Cruz de la Sierra, con ligeras variantes en las versiones. Lo que no hacen es identificar a los que contactaron al hombre que murió en el tiroteo del hotel Las Américas.
“Imposible hacerlo, solo él sabía quiénes lo llamaron. También es imposible que el Gobierno de Evo Morales lo haya llevado de su lado”, asegura Bálint.
El mejor amigo de Rózsa prácticamente ratifica lo que Eduardo Rózsa le dijo el 8 de septiembre de 2008 en una entrevista al periodista húngaro András Kepes, pero amplía más la versión de que vino a Santa Cruz para diseñar un plan de defensa de la región.
“Eduardo estaba apalabrado para ser el comandante de la Policía de Santa Cruz y se alistaba para recibir el apoyo y el voto del ‘Parlamento’ de Santa Cruz. Él fue a conformar una Policía y, por supuesto, la Policía utiliza armas. Su prioridad era un plan de protección y de defensa de Santa Cruz de los ataques de la armada boliviana. Sin embargo, al llegar se encontró con una situación diferente a la que le dijeron y se enojó mucho. No era la situación que había preparado en su plan”, relató Bálint Nagy.
La viuda de Rózsa también tiene su versión sobre el viaje. Ella asegura que en 2007 alguien de Santa Cruz lo contactó para invitarlo a ser asesor político de un grupo. Lo llamaron dos veces, pero no pudo partir porque sufrió un infarto del que se recuperó durante ese tiempo en su casa.
Linda Szászvári niega que su novio haya estado en Bolivia en 2007, como lo registra Carlos Valverde Bravo en su reciente libro ¡Maten a Rózsa! En la publicación última del comunicador aparece una copia del carné con identidad falsa del hombre abatido en el hotel Las Américas, presuntamente adulterado en Potosí durante su supuesta visita en marzo o abril de ese año. Jorge Hurtado Flores era el nombre que habría utilizado y con el que se registró en un vuelo por el interior del país, supuestamente financiado por la embajada de Venezuela, según la hipótesis de Valverde Bravo.
Para respaldar su afirmación, Linda Szászvári muestra el pasaporte original húngaro de Eduardo Rózsa Flores, en el que se tienen registros de sus viajes realizados antes de 2008 por Indonesia y Sudán, lo que descartaría que haya estado en Bolivia antes de aquel año.
En su visita a Budapest, EL DEBER verificó en el documento que guarda la novia de Rózsa que el 5 de abril de 2005 el excombatiente de la guerra de Croacia visitó Sudán por primera vez para inaugurar un hospital, como parte de su labor de voluntariado como vicepresidente de la comunidad islámica húngara. Tuvo una segunda visita a ese país el 22 de abril de 2007 para entregar equipamiento hospitalario. También el pasaporte registra una visa para el ingreso a Indonesia el 31 de enero de 2005, donde llevó ayuda tras el desastre del tsunami.
La mujer porta el último documento original con el que viajaba Rózsa, cuya vigencia abarcaba el periodo del 19 de enero de 2004 al 19 de enero de 2009. Ella cree que tuvo un paso por Bolivia y Chile probablemente en 2001 y en los años previos a su muerte estuvo sobre todo en Europa. A Rumania habría viajado en 2004.
Como Bálint, Linda Szászvári también descarta que el Gobierno de Evo Morales haya llevado al héroe croata a Bolivia. “A Eduardo lo llamaron algunos cruceños, no lo llamó el Gobierno de Evo. No podemos decir varios cruceños, sino algunos. Querían que sea una especie de asesor político, ya que escribía en ese tiempo varios artículos sobre la situación política de Bolivia. No era asesor de guerras ni de terrorismo. Tampoco viajó por dinero, ya que él no era un mendigo”, afirma, mientras recuerda que él cada día se informaba desde Hungría de las noticias de Bolivia, sobre todo en el tiempo previo a su partida.
Aunque tanto Bálint como Szászvári se reservan las identidades de quiénes lo contactaron, el amigo de Rózsa mencionó a una persona de nombre Igor con el que el exsoldado y periodista húngaro-croata-boliviano sostenía conversaciones sobre la política del país donde encontró la muerte. “Eduardo no habló de Santa Cruz hasta 2008, cuando comenzó a charlar con una persona de nombre Igor sobre Santa Cruz”, apunta el hombre más cercano del acusado de liderar un grupo terrorista.
Edith Tóásó, hermana de Elöd Tóásó, detenido desde abril de 2008 en la cárcel de San Pedro por el caso Rózsa, protesta contra el Gobierno por la acusación contra su familiar, pero también contra algunos miembros de la oposición y por los que trajeron a los europeos que cayeron en el hotel Las Américas. “Ellos saben la verdad, pero son unos cobardes, porque no salen a aclararla”, dice en relación con algunos de los cruceños que contactaron a Rózsa y cuya identidad se mantiene aún en reserva.
Para Bálint, el general croata fue víctima de una infiltración de gente del Gobierno, como el capitán Wálter Andrade e Ignacio Villa Vargas, alias El Viejo. “No tuvo contacto con el Gobierno. Es posible que lo hayan engañado y esa gente lo pudo haber matado”, acotó .
NOTA: EL DEBER
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